sábado, 20 de abril de 2013

Inundaciones ♥ (3º entrada)


Una inundación  es la ocupación por parte del agua de zonas que habitualmente están libres de esta, bien por desbordamiento de ríos y ramblas por lluvias torrenciales o deshielo, o mares por subida de las mareas por encima del nivel habitual o por avalanchas causadas por maremotos.
Las inundaciones fluviales son procesos naturales que se han producido periódicamente y que han sido la causa de la formación de las llanuras en los valles de los ríos, tierras fértiles donde tradicionalmente se ha desarrollado la agricultura en vegas y riberas.
En las zonas costeras los embates del mar han servido para modelar las costas y crear zonas pantanosas como albuferas y lagunas que, tras su ocupación tópica  se han convertido en zonas vulnerables.
Causas  de la inundación 
La principal causa de las inundaciones fluviales suelen ser las lluvias intensas que, la gravedad depende de la región, que se producirá en función de diversos factores meteorológicos.
En el área mediterránea se da el fenómeno de la gota fría, que es un embolsamiento de aire a muy baja temperatura en las capas medias y altas de la atmósfera que, al chocar con el aire cálido y húmedo que asciende del mar, provoca intensas precipitaciones y la posterior inundación.
En Asia oriental la principal causa de las crecidas fluviales son las lluvias torrenciales causadas por el monzón, asociadas muchas veces con tifones. Se presentan en verano y afectan a amplias zonas entre las que destaca el golfo de Bengala, zona de mayor precipitación media del globo.
Los huracanes son una versión caribeña de los tifones, que asuelan temporalmente la región del golfo de México causando inundaciones por las olas, de hasta ocho metros, asociadas a los fuertes vientos, y por las lluvias intensas motivadas por la misma baja térmica. También las tormentas tropicales suelen causar lluvias muy fuertes.
Los maremotos o tsunamis como posible causa de una inundación, ya que el sismo marino provoca una serie de ondas que se traducen en olas gigantes de devastador efecto en las costas afectadas. Estas catástrofes se suelen dar en el área del Pacífico, de mayor actividad sísmica.
Las inundaciones no son ajenas a la ocupación del suelo. El caudal de los ríos es normalmente muy variable a lo largo de los años. En efecto, la hidrología establece para los ríos una gama de caudales máximos asociados al tiempo de retorno. Generalmente las poblaciones locales, cuando hace mucho tiempo que se encuentran asentadas en el lugar tiene conocimiento de las áreas ocupadas por las avenidas del río obarranco, y así respetan el espacio de éste y sus cauces, evitando la ocupación del mismo y por ello la inundación de sus centros poblados.

¿Qué hacer después de una inundación?


Siempre que sea posible, alejarse de la zona inundada hasta que la situación se normalice, para reducir los efectos residuales de las inundaciones: accidentes y enfermedades.

Examinar paredes, pisos, puertas, escaleras y ventanas, para descartar peligro de derrumbes.

Inspeccionar los cimientos. Buscar grietas y otros daños.

Si la puerta se pega en la parte superior, esto es una señal de que tu techo está a punto de caer

Buscar indicios de que exista peligro de incendio: tuberías de gas rotas o con pérdidas cables eléctricos mojados aparatos eléctricos mojados o sumergidos. El incendio es el peligro más común después de una inundación.

Si huele a gas o se oye un soplido o silbido, abrir una ventana y abandonar rápidamente el edificio. Si es posible, cerrar la llave exterior del gas y llamar a la empresa de gas desde una casa vecina. Siempre que se apague la llave mayor del gas, sólo debe ser reconectada por un profesional.

Si se ven chispazos o cables dañados, o huele a cable quemado, cerrar la llave mayor de electricidad. Si para llegar a ella es necesario poner el pie en el agua, llamar antes a un electricista. Todo aparato eléctrico debe ser inspeccionado y secado antes de volver a usarlo.

Descartar los alimentos que hayan estado en contacto con el agua de la inundación. Algunos alimentos enlatados pueden ser rescatables, si el envase no ha sido dañado.

Después de una inundación, considerar a todas las fuentes de agua como contaminadas, hasta que se demuestre lo contrario. Utilizar las siguientes fuentes, en orden de más a menos seguras: agua embotellada en envases intactos, agua que haya sido destilada, agua hervida, y agua tratada con lavandina. Si hay escasez de agua segura, asignarla a las personas en riesgo mayor: embarazadas y madres que amamantan, niños pequeños, ancianos, y personas en mal estado de salud.

Sacar el agua del sótano gradualmente, aproximadamente un tercio por día. Si el agua se extrae demasiado rápido, la presión de la tierra mojada en el exterior puede provocar derrumbes.

Reparar cámaras sépticas, pozos negros y cloacas lo más rápidamente posible, para reducir el riesgo de contaminaciones.

Para retirar el moho, haz una mezcla con una taza de blanqueador y un galón de agua. Frota los artículos con moho con la solución y frota las superficies rugosas con un cepillo duro. Enjuágalos con agua limpia y déjalos secar.

Para limpiar las superficies duras que no absorben el agua pero puede haber estado en contacto con el agua, debes lavarlas con jabón y agua limpia, y luego desinfectarlas con una mezcla de una taza de cloro y cinco galones de agua limpia.


Informar sobre líneas de electricidad dañadas a la autoridad correspondiente.

Ayudar a los vecinos con necesidades especiales: niños, personas mayores, discapacitados. Estas personas, y quienes cuidan de ellos, son particularmente susceptibles en estas emergencias.

Usar zapatos con suelas gruesas. La herida más común después de desastres es el corte en los pies.

PARA CONSUMIR AGUA SEGURA
El agua hervida durante 3 a 5 minutos es la forma más segura para matar bacterias o parásitos, pero no elimina la contaminación química. 
No hervir el agua demasiado tiempo porque concentra contaminantes químicos como los nitratos. 
No guardar más de un día el agua así purificada.
Para desinfectar el agua con lavan dina  usar una cucharadita de te de lavandina pura cada 16 litros de agua. Mezclar bien y dejar reposar al menos 30 minutos antes de usar. No guardar más de un día el agua así purificada.







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