La crecida del río Salado se originó por la ocurrencia de precipitaciones intensas sobre su cuenca baja, ocurridas principalmente entre los días 22 y 24 de abril. Durante esos días un sistema frontal caliente semiestacionario se ubicó en el centro del litoral argentino. Sobre este sistema frontal se formaron núcleos de nubes convectivas, que produjeron lluvias sobre una cuenca ya saturada (producto de precipitaciones ocurridas en los meses previos).
En los días anteriores, se empezaron a registrar algunos anegamientos en el norte de la ciudad. Pero el martes 29 de abril, el río Salado logró entrar por una brecha del terraplén, a la altura de calle Gorostiaga, donde se ubica el Hipódromo. Las obras de las defensas estaban inconclusas, y ese error provocó la tragedia. Por un momento, el río había dejado de avanzar; pero hacia la tarde de esa jornada todavía lluviosa, el cauce volvió a avanzar y se acercó al centro.
Los terraplenes, que debían servir de defensa, ayudaron a que las aguas se embalsaran sobre la ciudad y no la dejaba escurrir. Es por eso que en los sectores más bajos de la ciudad ―justamente los más pobres― se acumularon hasta 14 metros de altura de agua. Es por eso que se debieron derrumbar siete tramos del terraplén en distintos puntos, con el objetivo de escurrir las aguas.
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